Apuñalaste mi corazón silenciosamente
dejaste clavada en mi una espina,
me inundaste con mi propia sangre
y desapareciste entre ella.
Cuando menos pude verlo
estaba carcomiéndose por dentro
esperando aquella oportunidad
para dejar entrar la oscuridad
o esperando la desdicha
de ser feliz por ulima vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario